Blogia

diariodeadolescente

Jamás una derrota me había gustado tanto

Me han ganado en lo mío. Tres veces, incluso teniendo yo ventaja en alguna de ellas.

Me han ganado delante de mucha gente, lo cual normalmente me habría hecho ponerme colorada.

No puedo decir nada a mi favor: simplemente, él era mejor.

Y jamás una derrota me había gustado tanto.Volvería a perder una y otra vez, volveré a perder una y otra vez en el mismo juego y contra ti, porque me has dejado con la boca abierta.

Un aplauso. O dos.

Mi aplauso, que ya es bastante. El primero que lo logra, tío.

Quince

Hace quince años y unas once horas, una mujer estaba de parto en un hospital de Madrid. Tuvo una niña, de piel pálida y grandes ojos que pesó lo suyo. El pelo negro daba un aspecto peculiar a su rostro, que siempre estaría falto de color.

Hoy esa niña ha crecido, tiene el pelo por la cintura y acaba de ponerse lentillas tras cuatro años de esconderse tras unas gafas. Hoy, esa niña, está a más de medio camino de ser una mujer.

Hoy esa niña quiere hacer un repaso a su corta y a la vez larga vida. Ver los momentos malos, y enmarcar los buenos. Quiere recordar.

Recuerda muchos rostros, algunos pérdidos, pero sobretodo se recuerda a sí misma. Y descubre por primera vez que se gusta, que se quiere. Llora al tocar melodías olvidadas que compuso a los diez años, y sonríe al leer viejas historias que tiempo atrás escribiera.

Esa niña, imagina también un futuro, con rostros sin definir y otros bien definidos.

Esa niña, hoy va a pasar su día especial con aquellos seres que lo han dado todo por ella, y por los que ella daría más que su vida.

Esa niña, quiere dar las gracias a todos los que hoy se acuerden de ella. Hoy es mi quince cumpleaños.

Factura

Llega un momento en que tienes que pagar.  Nos pasamos la vida pagando, en realidad. Ya sea la luz, el teléfono, o cosas más importantes.

Es curioso, porque hasta que no eres mayor de edad y tienes una casa propia, no pagas facturas como las que te he dicho antes. Nada de preocuparse porque te vayan a cortar la luz, o porque te quedes sin teléfono y estés esperando una llamada importante. No, hasta los dieciocho, nada. Sin embargo hay otro tipo de cosas, mucho más importantes, que desde niño estás pagando. Y normalemnte, nadie te enseña cómo hacerlo. Nadie te acompaña al banco de las facturas emocionales.

Probablement pienses que me refiuero a pagar por los errores. Y dirás que estoy equivocada, porque, muchas veces, esa responsdabilidad no recae por completo en nosotros. Ventajas de ser, como vulgarmente te llaman, "un crío". 

Pero los críos también lloran. Los críos también sufren, y no me refiero sólo a: "Mamá se me ha caído el helado". Me refiero a: "Mamá, ¿por qué me duele tanto mirar a esa persona? ¿por qué me duele tanto lo que me ha hecho?"

Me refiero a querer a una persona, querer de verdad, y no sólo como un chico quiere a una chica. Sino como se quieren dos amigos. O dos hermanos. O lo que sea. Me refiero a querer a alguien, y que te hagan daño.

Los niños son los que quieren más intensamente. Está demostrado, en serio. Sin embargo, también son benditamente inocentes, lo cual les quita mucho dolor.

Los adultos quieren, claro que sí. Pero de otro modo. De un modo más independiente. Claro que sufren, desde luego. Pero salen adelante.

Pero, ¿qué pasa con los que son como tú y yo? Los que estan a medio camino entre niño y adulto. Esos quieren intensamente, pero ya han pérdido mucho de su inocencia. Esos se dan cuenta de las cosas, y sufren, porque quieren como un niño. Somos apasionados, entregados, y débiles.

Entonces, un día, nos llega una factura. Una factura que no sabemos cómo pagar, porque nadie nos ha enseñado. Una factura que duele, porque te la mandan directa desde el corazón.

No te veo

He desarrollado un mecanismo de defensa. Para no sufrir. Para no tener que controlar mi cara delante tuyo.

No te veo. Paso delante tuyo, soy consciente de que hay alguien, pero no te proceso. Necesito pasar tres veces, para entender que ese alguein eres tú. Y entonces mi fachada se va a la mierda. Miró para otro lado e intento por todos los medios distraerme.  Hago esfuerzos por acordarme de qué estaba hablando y con quién, e intento seguir la conversación.

Voy mejorando.  Hoy sólo tu nombre me mostró tu rostro. Cinco veces te vi, y no me percaté, hasta que alguien tuvo la genial idea de decir tu nombre.

No te veo.

Y mejor que sea así. Así me acostumbro para el futuro.

Lo he intentado. Te toca.

Lo he intentando por enésima vez. He hecho cuanto estaba en mi mano...

Me he rebajado, me he comido el orgullo y he hecho cosas patéticas. Ahora te toca responder a tí.

Ojalá todo fuera tan fácil como en los libros. Siempre hay un "comieron perdices".

Se acerca el final de nuestro libro. En tus manos está el escribir la última frase.

Voy a llorar igual. En tus manos está el motivo.

Ya lo he hecho todo.

Te toca a ti.

Hasta más ver

No puedo reclamar lo que no es mío.

No debo extrañar lo que ya no me pertenece.

Las cosas deben seguir su curso...

Pensaré en tí. Soñaré contigo. Escribiré sobre tí. Lloraré por tí. Hablaré de tí.

Te querré siempre.

Aun te quiero.

¿Qué si te echaré de menos? No. Ya lo hago.

Aléjate de mí

Aléjate de mí. Antes de que te haga daño. Antes de que sea irreparable.

No quiero arrastrarte conmigo. No tienes que caer a mi lado. Ningún código de honor lo manda: puedes huir, debes huir.

Yo soy tu peligro. El peor de tus riesgos y el que más a menudo corres.

Soy peor que hacer puenting sin cuerda. Peor que saltar sin paracaídas, que hacer raffting sin remos, surf sin tabla, patinar sin patines.

Soy una bala que entra en tu cuerpo sin provocarte dolor, y se queda en tu corazón envenenándote con el plomo.

Lo necesitas.

Te conviene.

Aléjate de mí.

Volveré a por ti

Me voy a ir. Lejos, muy lejos.

A lo mejor me ves a tu lado. Pero no estaré. Esa parte de mí a la que tú tanto quieres se habrá ido.

Yo seré feliz. No es que no lo sea a tu lado, pero esto completará mi felicidad.

Lo siento. Por favor, no te pongas triste. Yo también te echaré de menos.

Es posible que me odies. No te podré culpar.

Sólo puedo decirte algo que quizá te consuele: en algún momento, de alguna manera y en nuestro lugar, volveré a por tí.

Es mirarte y se me ilumina la cara. Verte sonreír y que se me alegre el alma.

Verte triste y que se caiga el mundo. Verte llorar, y querer morir. Pero si encima soy yo quien causa esas lágrimas, simplemente quisiera no haber existido.

Todavía no entiendes lo que significas para mí. Si te pierdo, pierdo mi vida. Si te pierdo, no puedo seguir. Tiro todo por la borda, incluso me tiró a mí... me voy detrás de tí.

¡Qué te quiero! ¿Lo digo más alto? ¡TE QUIERO!

No vuelvas a hacerlo. Nunca vuelvas a hacerlo, o se me parará el corazón.

Dependo de tí.

Existo por tí.

Simplemente te quiero.

Llámalo droga... si quieres.

Llámalo sentimiento. Llámalo dependiencia. Si eres malpensado, llámalo droga. Llámalo x, si te place, pero el caso es que lo necesito.

Lo necesito más que ese horrible impulso que es respirar, que a veces trae a tus sentidos olores desagradables. Más de lo que un corazón necesita latir. Aunque me traiga sufrimientos, lo necesito. Llámame masoquista: lo soy. Al menos en este sentido.

Me mata poco a poco por dentro, y algún día me pasará factura, pero me crea una placentera sensación de bienestar que quiero que se repita.

No sé si es malo para mí. Probablemente sí, pero, si lo malo te hace sentir bien, y lo bueno te hace sentir mal, ¿quién te culpa por elegir sentirte bien?

Si logro salir de esto volveré a recaer. Eso lo tengo claro.

Epitafio

Siempre creí que Dios está en Cielo,

que allí me está esperando y sólo tengo que llegar,

pero lo más importante: creí en la inmortalidad.


 

Es mi epitafio, el que tengo pensado por el momento. Espero que pase mucho tiempo hasta que le dé uso....

Vale, no es un gran epitafio. ¿Qué esperabáis?  Los buenos ya estan cogidos:

 

  • “Espero que Cristo cumpla su palabra.” Miguel Delibes.
  • “Sólo le pido a Dios que tenga piedad con el alma de este ateo.” Miguel de Unamuno
  • “Aquí yace Molière el rey de los actores. En estos momentos hace de muerto y de verdad que lo hace bien.” Molière
  • “No es que yo fuera superior. Es que los demás eran inferiores.” Orson Welles
  • "Perdonen que no me levante" Grouxo Marx.
  • "Aquí yace alguien cuyo nombre se escribió en el agua." Jhon Keats  (*)
  • "Aquí reposan los restos de un ser que poseyó la belleza sin la vanidad, la fuerza sin la insolencia, el valor sin la ferocidad y todas las virtudes de un hombre sin sus vicios." de Lord Byron para su perro “Botswain" (*)
  • (*) Mañana me examino entre otras de estos poetas, y casualmente, encontré estos epitafios, aunque el de byron ya lo conocía pese a que no sabía que era suyo.

    Propósitos

    * No joderle la vida a los demás

    * No joderme la vida a mí

    * Dejar de decir "joder"

    Benditos propósitos. No requieren más esfuerzo que pensarlos y escribirlos en un papelito, y a veces ni eso. Se supone que deben cumplirse, pero siempre se encuentra la escusa perfecta para su no cumplimiento.

    ¿Quién no se ha hecho algún propósito alguna vez? Propósitos de enmienda, propósitos de mejora, propósitos personales, propósitos profesionales...

    Lo siento, pero yo tampoco voy a cumplir mis propósitos. Seguiré jodiéndole la vida a los demás escribiendo aquí cosas que os aburran u os hagan pensar, y seguiré jodiéndomela a mí pensando cosas que me hagan comerme la cabeza.

    ¡Ah! Y seguro, seguro, que seguiré diciendo joder.

    He cambiado

    Acabo de leer algo que le escribí hace tiempo a una amiga y no  me reconozco en mis palabras. En ellas decía muchas cosas que en su momento sentí y que ahora sigo sintiendo, pero me parecen muy cursis.

    ¿Tanto  he cambiado? ¿Tan fría me he vuelto que las tiernas palabras de un niña de trece años me parecen tontas? ¿O quizás antes era, en verdad, tonta?

    No ha pasado ni un año, y he tenido que cambiar mucho para bien o para mal.

    De repente me he dado cuenta de que soy como cualquier chica de mi edad, que cambia su carácter tanto como su peinado.

    El otro día me llamé a mí misma inocentona, hablando con un amigo. Sin embargo, hace unos meses era aun más inocentes. He cambiado, y no me gusta el camino que han tomado las cosas. He dicho muhcos adioses, algunos irreparables. Sólo queda esperaer nuevos holas.

    Disfruta de tu libertad

    Teoricamente eres libre, como yo. Por eso deberías disfrutar tu libertad.

    Sin embargo, una parte de tí, aunque sea pequeña, se siente atrapada, prisionera. Sientes que no eres libre, aunque gozes de más libertad que muchas personas.

    Pero aun no ha llegado lo peor. Si es que no has empezado ya, ahora toca el colegio, la facultad, el trabajo. Eso hará que te sientas menos libre, si cabe.

    Por eso tu única salvación es disfrutar con las cosas pequeñas. Buscarte un "hobbie" que nadie pueda quitarte. Esa es una capacidad de la que, dicen,  disponen los adolescentes.

    Dicen que esta edad es la mejor. Tengo 14 años, y no tengo ni idea de como son la demás edades. Pero, antes que todo, soy una persona, y me importa un rábano si ésta es la mejor edad. No me gusta la vida que llevo y no puedo hacer mucho por cambiarla. No fumo, no bebo, no me drogo, no llamo la atención. Por eso suelo pasar inadvertida. Y eso es justo lo que no quiero hacer.  

    Soy adolescente, y me da igual la libertad. Igual que mi libertad le da igual a la gente. No es más que una palabra que la gente se inventa para describir un estado. Sin embargo es un estado que casi nadie experimenta. Porque, para ser libre, tienes que sentirte libre.

    Por eso me refugio en cosas que la gente no entiende tal y como las entiendo yo.

    ¿Que si disfruto mi libertad? Simplemente disfruto de mi vida.

    Sé que tu amor está por encima de todo

    Sé que me protegerás siempre. Aunque lo que me ocurra sea culpa mía. Aunque no te guste lo que haya hecho. Sé que tu amor está por encima de todo.

    Puede que a veces no te entienda. Lo que pasa es que, quizás, no deba entenderte. Así es todo mucho más bonito: una confianza ciega y absoluta en tí.

    Sé que mucha gente no comprenderá lo que digo, pero tú sí. Tú siempre.

    Es posible que te haga daño en muchos momentos de mi vida. Es más, yo diría que ya te lo hice. Pero tú me sigues queriendo, y siempre me querrás. Amor incondicional e infinito. Cada día, si eso es posible, me quieres un poco más.

    Cierro los ojos y te imagino. Tú. Sólo tú puedes conseguir lo que has conseguido.

    No te entrego mi alma: tú eres mi alma.

    Por una vez, no me importa lo que piensen los demás.  Porque sé que tu amor está por encima de todo.

     

     


    No quería añadir este anexo, pero si no lo hago, sé que mucha gente me bombardeara a preguntas y lo interpretara mal. Por eso os pido que no lo interpreteis de ninguna manera, y que os limitéis a leer, y a comentar si queréis ;)

    Nunca entraría en un club que admitiera como socio a un tipo como yo

    Nada, que me ha dado por citar a los grandes. Espero que esto me salga mejor que el anterior, porque la verdad es que podría aplicarme el cuento y estarme calladita.

    Con su permiso, señor Groucho. Pues eso. Que no entraría en un club quer me admitiera. No hay demasiado que reflexionar sobre esto.

    Desde cualquier persona que no sea yo, se trata simplemente de una frase ingeniosa robada a un hombre con talento. Una frase con un deje de autocompasión y bastante estilo que la gente ha explotado excesivamente. Y para mí se trata solamente de una frase que mi hermano repite de vez en cuando y que me gustó desde el primer momento. 

    Podría hacer como ciertas personas, que ven un cuadro con cuatro rayas y dicen que representa el alma del autor, y para colmo, la gente les aplaude. Podría decir un montón de divagaciones y probablemente muchos os las creerías. Pero no me apetece esforzarme, y la gran mayoría me seguiréis leyendo ponga lo que ponga. Perdón si sueno arrogante, pero es verdad. Y os lo agradezco. Pero me mantengo en que si ahora hago un buen final, seguiréis siendo mis queridos lectores.

    Oh Oh. No tengo un buen final. Lo mejor es acabar como al principio. Eso vende.

    Nunca entraría en un club que admitiera como socio a un tipo como yo.

     

    Me gustas cuando callas

    Con permiso de Becquer, voy a robarle la frase.

    Me gustas. Sí. Me gustas mucho. Pero sólo cuando callas.

    Lástima. Hasta podría haber sido bonito. Apareces en mi vida, te miro, me miras, bla bla bla y ¡pam!: surgió el amor. O la amistad. O algo.

    Pensándolo bien, ¡claro que me gustas! Aún no has dicho nada, técnicamente. Porque técnicamente yo no lo he oído y técnicamente yo no miento. Y técnicamente tú no me tendrías que estar leyendo, así que técnicamente estas palabras no debieron escribirse.

    Pero vamos a dejarnos de tecnicismos y hablemos de cosas serias.  Aun no te conozco, aun no me conoces...¡De momento los dos somos felices! Y, aunque sé que eso se estropeará y un lamentable día nos tendremos que conocer, por favor no lo hagas más insoportable. No digas nada. Recuerda: me gustas cuando callas.

    Buenas noches

    Aunque haga un sol que te mueres. Aunque haga cuatro horas que me he levantado, buenas noches.

    Por todas aquellas veces que no te lo he dicho. Por todas aquellas veces que no te lo diré.

    Porque no sé un modo más adecuado de despedirme. Porque no quiero verte ni en pintura.

    Porque la última vez que hablé contigo era de noche. Por todas las noches pensando en tí.

    Porque se me está acabando el tiempo dle cyber: Buenas noches.

    Ajo y agua

    A joderse. Vas a tener que soportarme. Lo siento, pero no te librarás tan fácil de mí. No pararé de escribir hasta que haya dicho todo lo que tengo que decir.

    A aguantarse. No puedes hacer nada para cambiarlo. Porque un tonta tentación hace que una vez que empieces quieras seguir leyendo. Ponga lo que ponga. Aunque no te guste. Aunque te parezca un mal texto. Quieres leerlo entero para, por lo menos, poder criticarlo con conocimiento de causa.

    Quizá al leer el título te habías imaginado una serie de quejas o quizá algun juego de palabras, dado que últimamente te tengo acostumbrado a ellos. Se siente. Si te gusta bien, sino, ya lo sabes: ajo y agua.

    ¿Todavía me sigues leyendo? Ummm...Tal vez deba decir algo inteligente. Ya está. Ya lo tengo.

    Para aquellos que digan que no sirvo para nada: sirvo para lograr que x personas pierdan el tiempo leyendo un texto escrito por una adolescente en fase de aburrimiento. Al menos sirvo de mal ejemplo.

    Punto débil

    Todos tenemos un punto débil. Algunos, simplemente, tardan más en averiguar cuál es el suyo. Otros, tienen más de uno.

    Hablando mal y pronto: ¿A que te jode? Es la prueba de que eres imperfecto, de que te pueden derrotar.

    Sí. Definitivamente jode mucho. Sobretodo cuando te lo encuentran. Cuando alguien tiene en su poder la forma de derrotarte.

    Y lo que jode todavía más es cuando tu punto débil se encuentra entre tu punto fuerte. Cuando tu debilidad y tu fuerza caminan de la mano.

    Pero tengo una cosa para consolarte: eres un héroe. Porque los héroes, amigo mío, se caracterizan por eso: todos tienen un punto débil. Unos tienen poderes, otros no, pero todos tienen un método por el cual pueden joderles bien.

    Y siento si te ha molestado lo que he dicho, o mi forma de decirlo. Pero es que yo suelo decir verdades que duelen: ese es mi punto débil.