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diariodeadolescente

Impersonal

Llegas a casa, y lo único que quieres es tumbarte en la cama con la almohada sobre la cabeza. Pero es imposible que te dejen hacerlo. Vives con otras personas y ello implica no disponer de toda la privacidad que quisieras.
En lugar de eso te encierras en el baño y, aprovechando la ruidosa música de la radio das unos cuantos gritos para desahogarte. Tu madre está demasiado lejos para oírlo y estás segura de que tu hermano te ha escuchado pero ambos actuáis como si nada. Se lo agradeces.
Pones la música todo lo alto que el mp4 te permite. Un poco de un grupo que abusa de la batería es idóneo para cuando no quieres pensar. Lo malo es que acaba por dolerte la cabeza.
Te has impuesto a tí misma el no llorar. Esperas estar a la altura de tu autopromesa.
Terminas por escribir en un blog semivacío, con la esperanza de quedarte así más tranquila. No quieres dar muchos detalles por miedo a quien pueda entrar y sus posibles interpretaciones de lo que dices.
Te despides. Un saludo.

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